Integridad en la cuerda floja
“¿Cuál es la mejor forma de servir a un príncipe? Dile la verdad, aunque le duela”. Proverbio Chino
Dime cómo reaccionas frente a evidencias que controvierten tu compromiso con los acuerdos del equipo y te diré sí estas en la “cuerda floja”.
Hay un libro “noventero” que me interpeló profundamente por su enfoque y sencillez :“La Nueva Mística Empresarial “, de Gay Hendricks & Kate Ludeman (1996). En él, los autores afirman que hay más místicos en las oficinas que en los monasterios o catedrales, entendiendo “místicos” como las personas que operan sobre la base de la integridad, líderes que persiguen realizar sus visiones con pasión y compasión, empresarios que animan al desarrollo pleno de aquellos con los que se relacionan y que asumen con humildad las situaciones en las que ellos pueden ser el germen de muchos ¨males” para sus propios equipos.
Sin embargo en las mismas comunidades laborales hay personas, colaboradores o líderes, que no precisamente brillan por su integridad y que reaccionan de un modo que termina de delatar sus fracturas de consistencia con los acuerdos de compromiso y salud emocional de los equipos. Así develan su carácter inmaduro para afrontar la franqueza de los que los rodean.
Te presento 5 síntomas que dejan ver que alguien puede poner su integridad en la cuerda floja:
Poner Excusas : el “esqueísmo”: “es que eso no había quedado claro”; “es que eso lo hace todo el mundo en la oficina”. Como toreros van esquivando las confrontaciones a su comportamiento, y en ocasiones con el “ole “ en las tribunas de personas del mismo talante.
Hacerse el de las gafas (bien oscuras): Actuar como si nada estuviera pasando aunque las evidencias pululen en el aire. Lo hacen para posponer lo inevitable. Pero a la siguiente señal, la marea llegará con más fuerza. Matar al Mensajero: alguna vez escuché la frase “una queja es un favor”. Los verdaderos “Místicos empresariales” agradecen la franqueza incómoda que hace crecer, venga de donde venga. En la literatura hay múltiples ejemplos en los que gobernantes, faraones y poderosos ejecutaron a los portadores de “malas noticias”; en el mundo del trabajo existe una tendencia a evitar un feedback negativo a las personas que hacen parte del equipo por el temor de las implicaciones personales o incluso por tener consecuencias sobre el trabajo mismo.
Ponerse a la defensiva : Es bastante revelador ver personas que activan el mecanismo disuasivo del enojo para evitar ser tocados por los hechos concretos que otros le presentan. Cuando alguien les recuerda que están incumpliendo con un compromiso lo asumen como un ataque personal, perdiendo la posibilidad de acogerlo como un llamado a despertar y crecer en su desempeño. “El que nada debe nada…”; nada de enojos, ¡maduren!
Desviar la atención en otras cosas : “No me gusta el tono en el que lo están diciendo”; “hay temas más relevantes que estar criticándome a mí; por ejemplo, por qué no hablamos de…”, etc. Descubiertos en una falta de integridad, muchas personas usan la táctica de desviar el centro del problema y se escabullen “por las ramas”, señalando aspectos irrelevantes que son una clara “cortina de humo” para no asumir la incómoda pero necesaria conversación.
Entonces, ¿Cuál es el estilo para no poner nuestra propia integridad en la “cuerda floja”? La fórmula es sencilla y exigente al mismo tiempo :
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Socio Director Creativo – Fundador La Lonchera Escuela Impro y clown
Psicólogo, Narrador Oral, Actor de Improvisación, Director Creativo y Facilitador de experiencias de formación en múltiples empresas en Latinoamérica. Ha diseñado y facilitado experiencias por más de 20 años en decenas de empresas en Colombia y en países de la región. Ha sido formador de facilitadores, equipos comerciales, grupos primarios, estudiantes de posgrado y coach escénico de líderes de compañías